Recuerdo un beso que estuvo a punto de no darse, porque significaba
demasiado. Todavía quema en mis labios. Recuerdo otro casi robado,
que se dio porque parecía que había que darlo. Salió de la cabeza, que no es el
sitio de donde deben salir los besos. Recuerdo tantos besos hambrientos,
que devoran el ahora porque no saben si tendrán un después. También algunos besos
ligeros, que no llenan mucho pero dejan buen sabor de boca. Unos pocos besos que no se dieron. Otros pocos besos que no se debieron dar.
Algunos que se dan y no se sienten. Algunos que se sienten y no se dan.
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